“Lo que me resulta interesante es ese breve momento épico e incongruente que precede a la caída: el vuelo.”
“Mi cerebro es un disco duro lleno de crepúsculos disfrazados de auroras boreales.”
“Día a día se agudizaba mi atracción por el cielo. La bóveda celeste me hipnotizaba; habría devorado las nubes.”
“Acaban de depositar entre mis manos el reloj de arena del tiempo que me queda por vivir. Un dedal. Sólo un maldito dedal.”
“E. T., ya entiendo por qué huiste en bici por el cielo. Yo en tu lugar habría seguido pedaleando hasta Plutón sin dar la vuelta.”
“Sólo sé avanzar, caer y volver a levantarme.”
“Deambulo por el servicio de oncología batiendo las alas a cámara lenta, gozando de mi propio molino de viento.”
“Los minutos se disfrazan de horas.”
“Caminando de puntillas, abro la puerta. La penumbra se embellece de reflejos caleidoscópicos.”
“Una pluma roja cae junto a mis pies. La cojo entre los dedos: esa pluma es sin la menor sombra de duda hermana de las de mis almohadas. Otra se posa en mi cabeza. Alzo la mirada y descubro una lluvia de plumón rojo que se derrama sobre el jardín, a cámara lenta. Los colores ocres del crepúsculo combinan con ella, cualquiera diría que el cielo estuviera sangrando.”
“Curiosamente, con la Dama de la Guadaña y su carrusel de sombras acercándose, se ve mejor la vida.”
“Pero soy muy consciente de que los granos de mi reloj de arena caen cada vez más deprisa.”
“Mi corazón no late, baila.”
“Abracadabrante de gracia equívoca.”
“Tengo que resucitar imperiosamente antes de morir.”
“¡Señorita pájaro, envíe los cometas! Yo me frotaré contra ellos y contra usted hasta despertar mi alma de la cabeza a las patas.”
“Por mucho que piense en Endorfina, sólo vivo para encontrarme en los brazos de Morfina.”
“Se supone que si el pinchazo lo administra un hada envuelta en un saco de patatas azul resulta menos doloroso. Sus dedos calidísimos me palpan las venas. Huele bien la primavera. La cama se hunde bajo mi peso, mis músculos se relajan. Le digo a la doctora que ha clavado el dardo con la elegancia de la reina de las abejas.”
“Miss Morfina me estrecha entre sus brazos, fuera del alcance de los garfios de Miss Remolacha. La primera envía un cielo artificial a mis venas, me transformo en un pájaro de algodón. (...) destila desbandadas de plumas blancas a través del laberinto de mis venas.”
“¡Ay!, ¡no sabes qué bella es la Torre Eiffel cuando lleva puesto su vestido de destellos!.”
“Me acerco hasta percibir los perfumes de rocío que le emanan del escote. Una tormenta de plumas me traspasa a cámara lenta. Ondulaciones de su cuerpo contra el mío, la sensación de vivir dentro de un nido, de metamorfosearse en ovillo de lana. Nuestras sombras se anudan y desanudan a través del polvo de luna.”
“Entonces Endorfina realiza el más sorprendente de los trucos de magia; todo en meandros de caderas. Hechicería de color rojo. Creo que me estoy transformando. Nuestros vientos se vuelven huracanes, nuestras alas restallan como velas de una carabela. Éxtasis ex aequo. Incluso la luna se vuelve rosácea. Durante veinticuatro segundos el mundo se convierte en plumas. Y las plumas se posan una a una como los copos de una tormenta de nieve a cámara lenta.”
“Algo me atrae hacia el cielo y otra cosa me sujeta al suelo.”
“Descuerno la cima del abeto celeste del que cuelgan las estrellas. Éstas caerán como una lluvia plateada e inventarán miles de reflejos nuevos. ¡Alegría! Entro en el espejo del viento. La noche es inmensa y el silencio huele a cometa.”
“La acidez metálica del reloj de arena que se vacía en mí se transforma en palpitaciones de algodón.”
“La miro dormir. A mis párpados les gustaría cerrarse, pero yo quiero asistir a ese espectáculo hasta el final cueste lo que cueste.”
“El timón de la razón se funde al sol y yo me deslizo. El canto de sirenas invisible resuena, incluso en pleno día.”
“Una noche de invierno, regresará en forma de copo de nieve que no se funde. Y yo estaré allí. Seré la única que lo reconozca."
Mathias Malzieu
