martes, 29 de noviembre de 2011

Lágrimas de Mujer

- "¿Por qué lloras mamá?"- le pregunto un niño a su madre.

- "Porque soy mujer" - le contestó ella.

- "No entiendo" - dijo el niño.

Su madre se inclinó le abrazó y le dijo: "Jamás lo entenderás mi amor".

Más tarde el niño le preguntó a su papá: "¿Porqué a veces mamá llora sin ninguna razón?"

"Todas las mujeres lloran siempre por ninguna razón" - le contestó el padre.

El pequeño creció y se convirtió en un hombre, pero seguía siempre preguntándose: "¿Por qué las mujeres lloran sin razón?"

Un día le preguntó a Dios -"Señor ¿Por qué lloran tan fácilmente las mujeres y especialmente, sin razón?"

Y Dios le dijo: "Cuando hice a la mujer tenía que crear algo especial. Hice sus hombros lo suficientemente fuertes, como para cargar el peso del mundo entero, pero a la vez lo suficientemente suaves como para confortarlo. Le di una inmensa fuerza interior, para que pudiera soportar el dolor de dar a luz y también el rechazo, que muchas veces proviene de sus propios hijos. Le di la fortaleza que le permite seguir adelante, cuidando de su familia, sin quejarse, a pesar de las enfermedades y la fatiga. Le di sensibilidad para amar a sus hijos, bajo cualquier circunstancia. Esa misma sensibilidad, que le hace compartir cualquier tristeza, llanto, dolor, ansiedad, duda o temor de sus hijos. Le di la fuerza suficiente para que pudiera perdonar las faltas de su esposo y por si fuera poco, la moldeé de una de sus costillas para que ella pudiera cuidar de su corazón. Le di sabiduría para saber que un buen esposo nunca lastimaría a su esposa y la determinación para mantenerse a su lado a pesar de todo. Pero para poder soportarlo todo le di las lágrimas. Son algo exclusivamente de la mujer, para usarlas cuando las necesite."

Gracias Señor por haber creado a la mujer, ahora comprendo el sentir de mi madre, de mi hermana y de mi esposa, respondió el hombre.

Autor Desconocido

domingo, 27 de noviembre de 2011

Silencio

En el silencio de tu alma se esconden los más bellos secretos de tu corazón.

El silencio no es la ausencia de sonidos, es un estado tranquilo en el que puedes oír lo que se mueve en tu interior con mayor claridad

En silencio se descubren maravillosas conversaciones que la palabra sería incapaz de pronunciar.

En el trabajo callado y tranquilo los dones de las personas se hacen visibles.

La palabra, cuando es clara y sincera, nos acerca a los demás, nos ayuda a darnos a conocer, nos muestra lo que los demás piensan y viven… el silencio es el mayor grado de comunicación que podemos conseguir con un ser humano.

Ábreme el cofre sagrado de tu silencio, comparte conmigo desde lo que eres, desde lo que vives, desde lo que lloras y desde donde te alegras… sin palabras.

Entraré de puntillas, sin hacer ruido, para no romper la hermosura que me ofreces a través de tu silencio...

El silencio es el mayor grado de comunicación.

Autor Desconocido

* * * * * * * * * * * * *

Silencio, es lo que estoy disfrutando justo ahora, el silencio. No hay nada más placentero que escuchar el canto callado acompañado de esa melodía susurrante que nos ofrece el silencio, porque es ahí donde escuchamos nuestra alma hablar.

Silencios, hay de tantos tipos. Me quedaré con este silencio, el enriquecedor, el tranquilizador, el edificador, el sanador, el de comunión, el de crecimiento, el espiritual.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Táctica y Estrategia

Mi táctica es
mirarte
aprender como eres
quererte como eres.

Mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible.

Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en ti.

Mi táctica es
ser franca
y saber que eres franco
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos.

Mi estrategia es,
en cambio,
más profunda y más
simple.

Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.

Mario Benedetti

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Conjugaciones (fragmento)

De vez en cuando es bueno
ser consciente
de que hoy
de que ahora
estamos fabricando
las nostalgias
que descongelarán
algún futuro.

Mario Benedetti

* * * * * * * * * *

Es bueno recordar lo que el olvido pretende borrar, porque así aprendemos de nuestras caidas lo que nos ayuda a no cometer los mismos errores, nos emocionamos lo que nos ayuda a valorar más nuestro entorno, sonreimos lo que nos lleva a compartir muy buenas historias... y tú ¿qué crees que te aportan tus recuerdos?

Fortuna

Dios tomó forma de mendigo y bajó al pueblo para acercarse a la casa del zapatero al que le dijo: “Hermano, soy muy pobre, no tengo una sola moneda encima y mis sandalias están rotas, si tú me hicieras el favor”. A lo que el zapatero le respondió: “Aquí todo el mundo viene a pedir y nadie a dar”. Dios le dijo: “Yo puedo darte todo aquello que tú necesites". "Tú podrías darme un millón de dólares para que yo fuera feliz?". "Yo puedo darte diez veces más que eso a cambio de algo; a cambio de tus piernas". A lo que el zapatero le respondió: "Para qué quiero yo diez millones de dólares si no voy a poder caminar sólo”. "Puedo darte,- continuaba el Señor-, cien millones de dólares a cambio de tus brazos". El zapatero, inquieto le dijo: "Qué puedo hacer yo con cien millones de dólares si no voy a poder comer solo?”. El Señor le hizo la última tentativa al zapatero: "Te voy a dar mil millones de dólares a cambio de tus ojos". El zapatero, asustado ante el mendigo le respondió: “Qué hago yo con mil millones de dólares si no puedo ver a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos". El señor le dijo: “Ah!, hermano, hermano, qué fortuna tienes y no te das cuenta!"

Autor Desconocido

viernes, 18 de noviembre de 2011

Un Pequeño Milagro


"...Un día a las 10 de la noche me trajeron una paciente. Tenía menos de 30 años, piel blanca y largo cabello lacio. Era su segundo embarazo y lloraba en voz baja. Había llegado a la sala de urgencias porque hacía varios días que no sentía las patadas de su bebé. Tenía flujo vaginal marrón y fétido, y los médicos no podían oír el corazón del bebé con un ultrasonido Doppler. Le habían dicho que su bebé había muerto.

Yo debía encargarme del parto. Me preguntaba por qué no le habían hecho una césarea a la pobre mujer para aliviar su sufrimiento, pero supuse que no había quirófanos disponibles. La internista de obstetricia me dijo que sería un "procedimiento sencillo" porque el bebé estaba muerto y, además, no era el primer parto de la madre. Según la doctora, podría sacar al bebé en menos de 30 minutos.

Por primera vez esa noche, me quedé en silencio. ¿Cómo convencer a la mujer de que pujara si iba a traer al mundo un bebé sin vida?.

Después de casi una hora, la internista regresó y me preguntó por qué tardaba tanto. Le dije que la madre no pujaba lo suficiente. Decidí hacerle una episiotomía para acelerar el proceso.

Rápidamente realicé la incisión y sentí en seguida al bebé en mis manos. Era un hermoso niño, que pesaba alrededor de 6 libras y 9 onzas. Como se acostumbra, coloqué al bebé en una sábana estéril sobre el abdomen de la madre. Miró a su bebé y, después, volteó la cara. Todo el tiempo me mantuve en silencio; simplemente no existen palabras que decir a una mujer que acaba de dar a luz a un bebé muerto.

Mientras cosía la herida, escuché una tos débil. Miré al bebé, que seguía sobre el abdomen de su madre. Y entonces oí el sonido más fuerte y hermoso que he escuchado. ¡El bebé gritaba a todo pulmón! Yo repetía una y otra vez: "¡Tu bebé está vivo!" El suave llanto de la madre se convirtió en incontenibles lágrimas de felicidad. "Doctora, gracias por dar la vida a mi bebé", me dijo una y otra vez.

Nada se compara con ese momento mágico en que experimenté el maravilloso milagro del nacimiento y aprendí que los médicos no son dioses. Parecía imposible que el bebé estuviera vivo. Fue entonces que me di cuenta de que no me molestaba que un paciente probara mi equivocación al estar vivo cuando yo lo creía muerto.

Nunca me enteré de que pasó con aquella mujer y su bebé después de que fueron dados de alta, pero no los olvidaré jamás. Me hicieron creer que los milagros existen."

Fay Catherine Gloria

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Teoría de Conjuntos

Cada cuerpo tiene
su armonía y
su desarmonía.
En algunos casos
la suma de armonías
puede ser casi
empalagosa
En otros
el conjunto
de desarmonías
produce algo mejor
que la belleza.

Mario Benedetti

El Lobo que Alimentes


Un viejo Cacique les decía a unos niños:

"¡Una gran pelea está ocurriendo dentro de mi!... ¡Es entre dos Lobos!... Uno de los lobos es maldad, temor, ira, envidia, dolor, rencor, avaricia, arrogancia, culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, orgullo, egolatría, competencia, superioridad. El otro es bondad, alegría, paz, amor, esperanza, serenidad, humildad, dulzura, generosidad, benevolencia, amistad, empatía, verdad, compasión y fe. Esta misma pelea, está ocurriendo dentro de ustedes y dentro de todos los seres de la tierra".

Lo pensaron por un minuto y uno de los niños le pregunto al Cacique: "¿Y cuál de los lobos crees que ganará?"

El viejo Cacique respondió, simplemente: "El que alimentes...".

Autor Desconocido

martes, 8 de noviembre de 2011

Pedro y el Hilo Mágico

Pedro era un niño muy vivaracho. Todos le querían: su familia, sus amigos y sus maestros. Pero tenía una debilidad. ¿Cual? 

Era incapaz de vivir el momento. No había aprendido a disfrutar el proceso de la vida. Cuando estaba en el colegio, soñaba con estar jugando fuera.

Cuando estaba jugando soñaba con las vacaciones de verano. Pedro estaba todo el día soñando, sin tomarse el tiempo de saborear los momentos especiales de su vida cotidiana. Una mañana, Pedro estaba caminando por un bosque cercano a su casa. Al rato, decidió sentarse a descansar en un trecho de hierba y al final se quedó dormido. Tras unos minutos de sueño profundo, oyó a alguien gritar su nombre con voz aguda. Al abrir los ojos, se sorprendió de ver una mujer de pie a su lado. Debía de tener unos cien años y sus cabellos blancos como la nieve caían sobre su espalda como una apelmazada manta de lana. En la arrugada mano de la mujer había una pequeña pelota mágica con un agujero en su centro, y del agujero colgaba un largo hilo de oro. 

La anciana le dijo: "Pedro, este es el hilo de tu vida. Si tiras un poco de él, una hora pasará en cuestión de segundos. Y si tiras con todas tus fuerzas, pasarán meses o incluso años en cuestión de días" Pedro estaba muy excitado por este descubrimiento. "¿Podría quedarme la pelota?", preguntó. La anciana se la entregó. 

Al día siguiente, en clase, Pedro se sentía inquieto y aburrido. De pronto recordó su nuevo juguete. Al tirar un poco del hilo dorado, se encontró en su casa jugando en el jardín. Consciente del poder del hilo mágico, se cansó enseguida de ser un colegial y quiso ser adolescente, pensando en la excitación que esa fase de su vida podía traer consigo. Así que tiró una vez más del hilo dorado. 

De pronto, ya era un adolescente y tenía una bonita amiga llamada Elisa. Pero Pedro no estaba contento. No había aprendido a disfrutar el presente y a explorar las maravillas de cada etapa de su vida. Así que sacó la pelota y volvió a tirar del hilo, y muchos años pasaron en un solo instante. Ahora se vio transformado en un hombre adulto. Elisa era su esposa y Pedro estaba rodeado de hijos. Pero Pedro reparó en otra cosa. Su pelo, antes negro como el carbón, había empezado a encanecer. Y su madre, a la que tanto quería, se había vuelto vieja y frágil. Pero el seguía sin poder vivir el momento. De modo que una vez más, tiró del hilo mágico y esperó a que se produjeran cambios. 

Pedro comprobó que ahora tenía 90 años. Su mata de pelo negro se había vuelto blanca y su bella esposa, vieja también, había muerto unos años atrás. Sus hijos se habían hecho mayores y habían iniciado sus propias vidas lejos de casa. Por primera vez en su vida, Pedro comprendió que no había sabido disfrutar de las maravillas de la vida. Había pasado por la vida a toda prisa, sin pararse a ver todo lo bueno que había en el camino. 

Pedro se puso muy triste y decidió ir al bosque donde solía pasear de muchacho para aclarar sus ideas y templar su espíritu. Al adentrarse en el bosque, advirtió que los arbolitos de su niñez se habían convertido en robles imponentes. El bosque mismo era ahora un paraíso natural. Se tumbó en un trecho de hierba y se durmió profundamente. Al cabo de un minuto, oyó una voz que le llamaba. Alzó los ojos y vio que se trataba nada menos que de la anciana que muchos años atrás le había regalado el hilo mágico. "¿Has disfrutado de mi regalo?", preguntó ella. Pedro no vaciló al responder: "Al principio fue divertido pero ahora odio esa pelota. La vida me ha pasado sin que me enterase, sin poder disfrutarla. Claro que habría habido momentos tristes y momentos estupendos, pero no he tenido oportunidad de experimentar ninguno de los dos. Me siento vacío por dentro.

Me he perdido el don de la vida. "Eres un desagradecido, pero igualmente te concederé un último deseo", dijo la anciana. Pedro pensó unos instantes y luego respondió: "Quisiera volver a ser un niño y vivir otra vez la vida". Dicho esto se quedó otra vez dormido. 

"Pedro volvió a oír una voz que le llamaba y abrió los ojos. ¿Quien podrá ser ahora?, se preguntó. Cual no sería su sorpresa cuando vio a su madre de pie a su lado. Tenía un aspecto juvenil, saludable y radiante. Pedro comprendió que la extraña mujer del bosque le había concedido el deseo de volver a su niñez. Ni que decir tiene que Pedro saltó de la cama al momento y empezó a vivir la vida tala como había esperado. Conoció muchos momentos buenos, muchas alegrías y triunfos, pero todo empezó cuando tomó la decisión de no sacrificar el presente por el futuro y empezar a vivir en el ahora. 

Robin Sharma en El monje que vendió su Ferrari


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Por desgracia, la historia de Pedro y el hilo mágico no es más que eso, un cuento. En el mundo real nunca tenemos una segunda oportunidad de vivir la vida con plenitud. Hoy es tu oportunidad de despertar a ese regalo que es la vida...antes de que sea tarde. El tiempo se escurre entre los dedos como los granos de arena. Que este nuevo día sea el inicio de tu vida, el día en que tomas la decisión de concentrarte en lo más importante para ti. Toma la decisión de invertir más tiempo con quienes dan sentido a tu vida. Deléitate en el poder de esos momentos especiales. Haz las cosas que siempre has querido hacer. Deja de posponer tu felicidad a expensas de la realización. ¿Por que no disfrutar del proceso? Empieza a atender a tu alma.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

El Elefantito

Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante, que, como mas tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales… Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba sus patas

Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.

El misterio sigue pareciéndome evidente.

¿Qué lo sujeta entonces? ¿Por qué no huye?

Cuando tenia cinco o seis años, yo todavía confiaba el la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia: Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?

No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo, olvidé el misterio del elefante y la estaca, y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho esa pregunta alguna vez.

Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.

Imagine que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro… Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede.

Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer.

Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.

Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza.

Jorge Bucay en Déjame que te cuente

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Pensaba que cada uno de nosotros somos un poco como ese elefantito porque vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad.

Vivimos pensando que "no podemos" hacer un montón de cosas simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos. Hicimos entonces lo mismo que el elefantito, y grabamos en nuestra memoria este mensaje: NO PUEDO, NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ.

Muchos de nosotros crecimos portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar ni cuestionar.

Esto es lo que nos pasa, vivimos condicionados por el recuerdo de una persona que ya no existe en nosotros y que no pudo.

La única manera de saber si PODEMOS es intentarlo nuevamente poniendo en ello TODO NUESTRO CORAZON!.