jueves, 30 de junio de 2011

Había olvidado las cosas simples...

Había olvidado las cosas simples
como decir hola y sonreír
mirar a través de las vidrieras
y buscar golondrinas de verano,
tomar los parques de la mano
y vestirme de muselina blanca
así transparente como el aire.

Había olvidado el olor
de la mañana,
el chocolate y su espuma
del cielo de colores
y ese empezar el día
con alas y canciones.

Vuelvo a sentir la tentación
de mirar a los hombres
descubrir que tienen pasos largos
una barba con sueños,
que pueden inventarnos palabras
como arrullos
y ser una luz placentera entre los poros.
 
Vuelvo a encontrar esa dulce pereza
de entretener el ocio con gaviotas,
un castillo que trepe hasta mi alma
y ese violín detenido en una nota larga,
vibrante, elástica, como una piel enamorada.

Quiero el agua del grifo,
verla correr, dejar que dance su humedad en mis manos,
el olor del jabón y esa espuma que hace globitos
y me tienta a imaginar planetas transparentes
con hombrecitos pequeñas
de orejas largas y pupilas moradas.

La noche es una cama con almidón de sueños
y un amor vertical que me acompaña.
 
Beatriz Zuluaga

domingo, 26 de junio de 2011

Anatomía

Que tus PIES te lleven por el camino más largo hacia la felicidad, porque la felicidad son solo puntos en el mapa de la vida, y el verdadero disfrute está en buscarlos.
Que tus OJOS reconozcan la diferencia entre un colibrí y el vuelo que lo sostiene. Aunque se detenga seguirá siendo un colibrí, y es conveniente que sepas, para que no confundas el sol con la luz, ni el cielo con la voz que lo nombra.
Que tus MANOS se tiendan generosas en el dar y agradecidas en el recibir, y que su gesto más frecuente sea la caricia para reconfortar a los que te rodean.
Que tus OIDO sea tan fiel a la hora del reproche, como debe serlo a la hora del halago, para que puedas mantener el equilibrio en cualquier circunstancia.
Que tus RODILLAS te sostengan con firmeza a la altura de tus sueños y se aflojen mansamente cuando llegue el tiempo de descanso.
Que tu ESPALDA sea tu mejor soporte y no la carga más pesada.
Que tu BOCA refleje la sonrisa que hay adentro, para que sea una ventana del alma y no la vidriera de los dientes.
Que tus DIENTES te sirvan para aprovechar mejor el alimento, y no para conseguir la tajada más grande en desmedro de los otros.
Que la LENGUA encuentre las palabras más exactas para expresarte sin que te malinterpreten.
Que tus UÑAS crezcan lo suficiente para protegerte, sin lastimar a nadie.
Que tu PIEL te sirva de puente y no de valla.
Que tu PELO le de abrigo a tus ideas, que siempre adornan más que un buen peinado.
Que tus BRAZOS sean la cuna de los abrazos y no camisa de fuerza para nadie.
Que tu CORAZÓN toque su música con amor, para que tu vida sea un paso del universo hacia delante.
 
Autor Desconocido

martes, 14 de junio de 2011

Se busca un amigo...

No es necesario que sea hombre o mujer, basta que sea humano, basta que tenga sentimientos, basta que tenga corazón.

Se necesita que sepa hablar y callar, sobre todo que sepa escuchar.

Tiene que gustar de la poesía, de la madrugada, de los pájaros, del Sol, de la Luna, del canto, de los vientos y de las canciones de la brisa.

Debe tener amor, un gran amor por alguien, o sentir entonces, la falta de no tener ese amor.

Debe amar al prójimo y respetar el dolor que los peregrinos llevan consigo.

Debe guardar el secreto sin sacrificio.

No es necesario que sea de primera mano, ni es imprescindible que sea de segunda mano.

Puede haber sido engañado, pues todos los amigos son engañados.

No es necesario que sea puro, ni que sea totalmente impuro, pero no debe ser vulgar.

Debe tener un ideal, y miedo de perderlo y, en caso de no ser así, debe sentir el gran vacío que esto deja.

Tiene que tener resonancias humanas, su principal objetivo debe ser el del amigo.

Debe sentir pena por las personas tristes y comprender el inmenso vacío de los solitarios.

Debe gustar de los niños y sentir lástima por los que no pudieron nacer.

Se busca un amigo para gustar de los mismos gustos, que se conmueva cuando es tratado de amigo.

Que sepa conversar de cosas simples, de lloviznas y de grandes lluvias y de los recuerdos de la infancia.

Se precisa un amigo para no enloquecer, para contar lo que se vio de bello y de triste durante el día, de los anhelos y de las realizaciones, de los sueños y de la realidad.

Debe gustar de las calles desiertas, de los charcos de agua y los caminos mojados, del borde de la calle, del bosque después de la lluvia, de acostarse en el pasto.

Se precisa un amigo que diga que vale la pena vivir, no porque la vida es bella, sino porque se tiene un amigo.

Se necesita un amigo para dejar de llorar. Para no vivir de cara al pasado, en busca de memorias perdidas. Que nos palmee los hombros, sonriendo o llorando, pero que nos llame amigo, para tener la conciencia de que aún se vive.

Autor Desconodico

domingo, 12 de junio de 2011

Carta a mi Ángel de la Guarda

Cuando yo me haya ido y ya nada quede de mí, quisiera que me recordaran los míos como lo que fui. Como lo que yo supuse para todos y cada uno de ellos, tal y como he intentado transmitirles todo aquello que aprendí y que algunos, con tanto afán me enseñaron.

Quisiera que mi recuerdo permaneciera intangible, inmortal y eterno. Que mi alma habite repartida y acurrucada en esos corazones fuertes y recios donde siempre encontré cobijo y sosiego.

Que no quepa dolor por esa impuesta ausencia, que parece renovarse a cada día que nos quitan, que nos roban sin aparente legitimación mientras envejecemos anónimamente en el transcurso de los tiempos.

Que mi risa pueda escucharse de nuevo desde dentro de ti y que su eco expanda mi alegría de vivir, mi euforia por crecer y mi amor por todos los progresos que he hecho a lo largo de ella…

Que en la lejanía de los años, conserves siempre aquellas palabras que te brindé cuando apenas comenzaba a aprender a vivir y que con ellas, formes un bonito collar con el que adornar tu cuerpo vivo y alegre, haciéndole brillar más que nunca, resaltando tu persona para que ya jamás olvides cuán importante fuiste para mí.

Que cualquier atardecer que puedas volver a disfrutar frente al mar, renueves tu promesa de ser libre, humano y sincero, como siempre fuiste conmigo; que el vaivén de la marea y de las olas, vuelva a llevarme a ti, en ese estallido suave frente a las rocas en el que puedas escuchar siempre mi voz.

Que pueda volver a mirarte desde donde quiera que me halle, con esa infinita ternura que siempre despertaste en mí; que mis ojos no vuelvan a enrojecerse jamás por las lágrimas y que conserven por siempre ese brillo que sólo proporciona la paz y el bienestar interior con no mismo, en su individual y eterna soledad.

Que en el largo camina de la vida, te detengas un día a sentarte y me dediques un pensamiento tuyo, cargado de esa comprensión y ternura que sé, siempre conservarás.

Que me abraces en el tiempo para no volver jamás a echarte de menos y que vuelva de nuevo a mi ese placentero sentimiento de sentirme querida, valorada y recompensada por ti.


Que jamás borres de tu mente, en la neblina de tus años, que un día fuimos amigos, que juramos acompañarnos siempre y que permanecimos en uno sólo, ocupando aquel importante tiempo y espacio de nuestras vidas.

Recordarás entonces mi cara, mis gestos, mis andares y mi alegría. Volverás a mirarte en mis ojos para descubrir el secreto de tu realidad, de tu esencia y de lo más profundo que siempre guardaste celosamente en el fondo de tu alma.

Te dirás entonces con sorpresa “¡tanto me quiso!” y entonces descubrirás la acasualidad de ese fino hilo que siempre mantuvo unidas nuestras vidas. La tuya y la mía, que desde ahora solo será una, infinita , inmensa y grandiosa que conservará por siempre lo mejor de ti y de mi, elevándolo al máximo, casi a lo divino, hasta que el dolor empiece a sentirse como algo placentero.

Y yo podré acompañarte por fin en todas y cada una de tus largas noches. Y en la oscuridad de tu alma y a solas contigo mismo, no necesitarás buscarme. Velaré tus sueños, haciendo de tus ratitos de insomnio especiales momento en los que susurrando, narrarte esos fantásticos cuentos que con tanta admiración siempre escuchaste de mi y con los que volveré a colorear tu mente y tu gran corazón.

Que veas mi vida como lo que siempre fue. La proyección de la tuya, su sombra y su más leal seguidor.

Seguiré amándote siempre. En conciencia y en mis sueños. Durante mis días y cada una de mis noches. En presencia o en ausencia. En mi realidad o en mis fantasías. En muerte o en vida. Hasta que yo me haya ido y cuando ya, nada quede de mi. 
 
Autor Desconocido

lunes, 6 de junio de 2011

El Pie desde su Niño

El pie del niño aún no sabe que es pie,
y quiere ser mariposa o manzana.

Pero luego los vidrios y las piedras,
las calles, las escaleras,
y los caminos de la tierra dura
van enseñando al pie que no puede volar,
que no puede ser fruto redondo en una rama.
El pie del niño entonces
fue derrotado, cayó
en la batalla,
fue prisionero,
condenado a vivir en un zapato.

Poco a poco sin luz
fue conociendo el mundo a su manera,
sin conocer el otro pie, encerrado,
explorando la vida como un ciego.

Aquellas suaves uñas
de cuarzo, de racimo,
se endurecieron, se mudaron
en opaca substancia, en cuerno duro,
y los pequeños pétalos del niño
se aplastaron, se desequilibraron,
tomaron formas de reptil sin ojos,
cabezas triangulares de gusano.
Y luego encallecieron,
se cubrieron
con mínimos volcanes de la muerte,
inaceptables endurecimientos.

Pero este ciego anduvo
sin tregua, sin parar
hora tras hora,
el pie y el otro pie,
ahora de hombre
o de mujer,
arriba,
abajo,
por los campos, las minas,
los almacenes y los ministerios,
atrás,
afuera, adentro,
adelante,
este pie trabajó con su zapato,
apenas tuvo tiempo
de estar desnudo en el amor o el sueño,
caminó, caminaron
hasta que el hombre entero se detuvo.

Y entonces a la tierra
bajó y no supo nada,
porque allí todo y todo estaba oscuro,
no supo que había dejado de ser pie,
si lo enterraban para que volara
o para que pudiera
ser manzana.

Pablo Neruda