miércoles, 25 de enero de 2012

Los Hombres son de Marte y las Mujeres de Venus

Un día, hace mucho tiempo, los marcianos, mirando a través de sus telescopios, descubrieron a las venusinas. El solo hecho de echarles un rápido vistazo a las venusinas les despertó sentimientos que no habían tenido nunca. Se enamoraron e inventaron rápidamente los viajes espaciales para volar hacia Venus.

Las venusinas recibieron a los marcianos con los brazos abiertos. Habían sabido en forma intuitiva que ese día llegaría alguna vez. Sus corazones se abrieron de par en par para un amor que nunca antes habían sentido.

El amor entre venusinas y marcianos fue mágico. Se maravillaron estando juntos, haciendo cosas juntos y comunicándose entre sí. Aunque eran de mundos diferentes, se deleitaron en sus diferencias. Pasaron meses aprendiendo uno acerca del otro, explorando y valorando sus diferentes necesidades, preferencias y pautas de comportamiento. Durante años vivieron juntos, enamorados y en armonía.

Luego decidieron volar hacia la Tierra. Al principio todo era maravilloso y hermoso. Pero se impusieron los efectos de la atmósfera terrestre y una mañana todos se despertaron con un tipo peculiar de amnesia: la amnesia selectiva.

Tanto los marcianos como las venusinas olvidaron que eran de planetas diferentes y que se suponía que eran diferentes. En una mañana todo lo que habían aprendido acerca de sus diferencias fue borrado de sus memorias...

John Gray

sábado, 21 de enero de 2012

Hombres Grises (Momo)

Nadie sabía apreciar tan bien el valor de una hora, de un minuto, de un segundo de vida, incluso, como ellos.

Habían hecho un plan con el tiempo de los hombres. Eran planes trazados muy cuidadosamente y con gran previsión. Lo más importante era que nadie prestara atención a sus actividades. Se habían incrustado en la vida de la gran ciudad y de sus habitantes sin llamar la atención.

"Tenemos que permanecer desconocidos, nadie ha de saber que existimos y que estamos haciendo... Nosotros nos ocupamos de que nadie pueda retenernos en la memoria... Sólo mientras nos mantengamos desconocidos podremos hacer nuestro negocio... Un negocio difícil, sangrarles el tiempo a los hombres hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo... Porque todo el tiempo que ahorran lo pierden... nosotros nos lo quedamos... lo almacenamos... lo necesitamos... lo ansiamos... ¡Ah, no sabes lo que significa su tiempo!... Pero nosotros lo sabemos y lo chupamos hasta la piel... Y necesitamos más... cada vez más... porque nosotros también somos más... cada vez más... cada vez más".

Michael Ende

miércoles, 18 de enero de 2012

El Maestro Hora (Momo)

Existe una cosa muy misteriosa, pero muy cotidiana. Todo el mundo participa de ella, todo el mundo la conoce, pero muy pocos se paran a pensar en ella. Casi todos se limitan a tomarla como viene, sin hacer preguntas. Esa cosa es el tiempo. Hay calendarios y relojes para medirlo, pero eso significa poco, porque todos sabemos que, a veces, una hora puede parecernos una eternidad, y otras, en cambio, pasa en un instante; depende de lo que hagamos durante esa hora. Porque el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón

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Tres hermanos viven en una casa: son de veras diferentes, si quieres distinguirlos los tres se parecen. El primero no está: ha de venir. El segundo no está: ya se fue. Sólo está el tercero, menor de todos; sin él, no existirían los otros. Aún así, el tercero sólo existe porque en el segundo se convierte el primero. Si quieres mirarlo no ves más que otro de sus hermanos. Dime pues ¿los tres son uno? ¿O sólo dos?, ¿O ninguno? Si sabes cómo se llaman reconocerás tres soberanos. Juntos reinan en un país que ellos son. En eso son iguales.

Michael Ende

sábado, 14 de enero de 2012

El Valor del Tiempo (Momo)

Y señaló:

"Un minuto tiene 60seg. Una hora 3.600seg. Un día 86.400seg. Un año 31.536.000seg. Diez años 315.360.000seg. Setenta años 2.207.520.000seg: Una fortuna!!! que se despilfarra irresponsablemente. En cambio si ahorra tiempo puede vivir de verdad. Para ahorrar tiempo se trata simplemente de trabajar más de prisa y dejar de lado todo lo inútil. En lugar de media hora, dedique un cuarto de hora a cada cliente. Evite las charlas innecesarias. Reduzca el tiempo que pasa con su familia. Deje el cuarto de hora de reflexión, no pierda tiempo en cantar, leer o con amigos. De su tiempo no se preocupe nosotros nos ocupamos y puede estar seguro que no perderá nada del tiempo que ahorre y bienvenido a la comunidad de los ahorradores de tiempo."

Y entonces llegó el primer cliente del día, y él le atendió refunfuñando, dejó de lado todo lo superfluo, se estuvo callado y, efectivamente, en lugar de media hora acabó en 20 minutos. Lo mismo hizo desde entonces con todos los clientes. Su trabajo, hecho de esta manera, no le gustaba nada, pero eso ya no importaba. Su lema era: "El tiempo ahorrado vale el doble".

Había caído sobre él una especie de obsesión ciega, y si alguna vez se daba cuenta de que sus días se volvían más y más cortos, ahorraba con mayor obsesión.

Y cada día eran más los que se dedicaban a lo que ellos llamaban "ahorrar tiempo" para tener la libertad de "vivir de verdad".

Es cierto que los ahorradores de tiempo iban mejor vestidos, ganaban más dinero y podían gastar más, pero tenían caras desagradables, cansadas o amargadas y ojos antipáticos. Conseguían a toda prisa diversión y relajación.

El que a uno le gustara su trabajo y lo hiciera con amor no importaba. Lo único importante era que se hicera el máximo trabajo en el mínimo de tiempo.

Incluso la propia ciudad había cambiado más y más su aspecto. Los viejos barrios se derribaban y se construían casas nuevas en las que se dejaba de lado todo lo superfluo. Resultaba más barato y, sobre todo, ahorraba tiempo construirlas todas iguales, con calles iguales. Y estas calles monótonas crecían y crecían y se extendían hasta el horizonte: Un desierto de monotonía. Al igual que la vida de los hombres que vivían en ellas.

Nadie se daba cuenta de que ahorrar tiempo, su vida se volvía cada vez más pobre, más monotona y más fría.

Los que lo sentían con claridad eran los niños, pues para ellos nadie tenía tiempo, sus padres ya no les leían cuentos antes de dormir, no paseaban ni jugaban con ellos. A cambio los niños empezaron a tener toda clase de juguetes con los que no se podía jugar de verdad. Por ejemplo: un tanque de mando a distancia que se podía hacer dar vuelta, pero que no servía para nada más. O un cohete espacial que daba vueltas alrededor de una torre, pero con el que no se podía hacer nada más. O un pequeño robot, que se paseaba con los ojos encendidos y giraba la cabeza a un lado y a otro, pero que no se podía aprovechar para nada más.

Por eso acababan volviendo a sus viejos juegos para los que les bastaba un par de cajas, un mantel roto y un puñado de guijarros. Entonces podían imaginárselo todo!

Michael Ende

miércoles, 11 de enero de 2012

Beppo Barrendero (Momo)

Algunos opinaban que le faltaba algún tornillo. Lo decían porque ante las preguntas se limitaba a sonreir amablemente y no contestaba. Pensaba. Y cuando creía que una respuesta era innecesaria, se callaba. Pero cuando la creía necesaria, pensaba sobre ella. A veces tardaba dos horas en contestar, pero otras tardaba todo un día. Mientras tanto, el otro, claro está, había olvidado que había preguntado, por lo que la respuesta de Beppo le sorprendía.

Sólo Momo sabía esperar tanto y entendía lo que decía. Sabía que se tomaba su tiempo para no decir nunca nada que no fuera verdad. Pues en su opinión, todas las desgracias del mundo nacían de las muchas mentiras, las dichas a propósito, pero también las involuntarias, causadas por la prisa o la imprecisión.

Cuando barría las calles, lo hacía despaciosamente, pero con constancia; a cada paso una inspiración y a cada inspiración una barrida. Paso-inspiración-barrida. Paso-inspiración-barrida. De vez en cuando, se paraba un momento y miraba pensativamente ante sí. Después proseguía paso-inspiración-barrida.

Mientras se iba moviendo, con la calle sucia ante sí y la limpia detrás, se le ocurrían pensamientos que luego compartía con la pequeña:

"Las cosas son así: a veces tienes ante ti una calle larguísima. Te parece tan terriblemente larga, que nunca crees que podrás acabarla. Y entonces te empiezas a dar prisa, cada vez más prisa. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle no se hace más corta. Y te esfuerzas más todavía, empiezas a tener miedo, al final estás sin aliento. Y la calle sigue estando por delante. Así no se debe hacer. Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez. Sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Nunca nada más que en el siguiente. Entonces es divertido; eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea. Y así ha de ser. De repente se da uno cuenta de que, paso a paso, se ha barrido toda la calle. Uno no se da cuenta como ha sido, y no se está sin aliento. Eso es importante."

Michael Ende

domingo, 8 de enero de 2012

Momo

Y sabía escuchar de tal manera que a la gente tonta se le ocurrían, de repente, ideas muy inteligentes. No porque dijera o preguntara algo que llevara a los demás a pensar esas ideas, no; simplemente estaba allí y escuchaba con toda su atención y toda simpatía. Mientras tanto miraba al otro con sus grandes ojos negros y el otro en cuestión notaba de inmediato cómo se le ocurrían pensamientos que nunca hubiera creído que estaban en él.

Sabía escuchar de tal manera que la gente perpleja o indecisa sabía muy bien, de repente, que era lo que quería. O los tímidos se sentían de súbito muy libres y valerosos. O los desgraciados y agobiados se volvían confiados y alegres. Y si alguien creía que su vida estaba totalmente perdida y que era insignificante y que él mismo no era más que uno entre millones, y que no importaba nada y que se podía sustituir con la misma facilidad que una maceta rota, iba y le contaba todo eso a la pequeña, y le resultaba claro, de modo misterioso mientras hablaba, que tal como era sólo había uno entre todos los hombres y que, por eso, era importante a su manera, para el mundo.

Escuchaba a todos: a perros y gatos, a grillos y ranas, incluso a la lluvia y al viento en los árboles. Y todos le hablaban en su propia lengua.

Algunas noches, cuando ya se habían ido a sus casas todos sus amigos, se quedaba sola en el gran círculo de piedra del viejo teatro sobre el que se alzaba la gran cúpula estrellada del cielo y escuchaba el enorme silencio.

Entonces le parecía que estaba en el centro de una gran oreja, que escuchaba el universo de estrellas. Y también oía una música callada, pero aún así muy impresionante, que le llegaba muy adentro, al alma.

En esas noches solía soñar cosas especialmente hermosas.

¡Así sabía escuchar Momo!

Y quien ahora siga creyendo que el escuchar no tiene nada de especial, que pruebe, a ver si sabe hacerlo tan bien.

Michael Ende

PS: Este libro es uno de mis favoritos lo releo de vez en cuando y de cuando en vez, porque debo admitir que necesito hojearlo pues me ayuda a mantener los oídos siempre listos, los ojos bien abiertos y a abrazar mi existencia, sin dejar la sencillez a un lado.

jueves, 5 de enero de 2012

Palabras de Caramelo

Kori es un niño de ocho años que vive en un asentamiento saharaui. Es el tercero de cinco hermanos y sería un niño normal si no fuera porque es sordomudo. Por fortuna, puede asistir a una escuela especial, donde acuden otros niños con deficiencias diferentes a la suya. Gracias a su insistencia, la maestra, la única persona de su comunidad que le comprende, le enseña a leer y a escribir. Desde entonces, siempre le acompaña un pequeño cuaderno y un lápiz para recoger las impresiones y pensamientos que cree reconocer en los labios de su amigo más querido, un camello al que llama Caramelo, por el color de su pelaje.

Kori quiere a Caramelo desde el día que nació. Piensa que es el único que le entiende, e interpreta por los movimientos de sus labios todo lo que le cuenta.y va creando poesía, que hace que la piel se te ponga chinita Kori no sabe que los camellos se pasan la vida moviendo los labios, porque rumian la comida que han tragado anteriormente.

Al hacerse adulto Caramelo, su dueño decide sacrificarlo para obtener alimento para los habitantes de la comunidad. A Kori le cuesta mucho entender este sacrificio y, dos días antes de que se produzca, se escapa con el camello hacia el desierto. 

Kori sigue las indicaciones que cree leer en los labios de Caramelo y los dos amigos se dirigen hacia el sur con la idea de encontrar un oasis donde establecerse.

El tío de Kori, triste por la decisión que ha tomado sobre el animal y acongojado por la desaparición de su sobrino, sale en su busca con un amigo. Al cabo de veinticuatro horas los encuentran ya exhaustos. Kori acepta finalmente la decisión de los hombres de su barrio y acude al sacrificio para despedir a su amigo Caramelo. Durante su agonía, al niño le parece oír las palabras más hermosas que nadie haya oído jamás de un amigo. Tras su muerte, se retira a la montaña y escribe sin parar.

Años más tarde, uno de los poetas saharauis más prestigiosos va a visitar a Kori a su pueblo y lee la poesía que escribió el día del sacrificio. Le confiesa que es una de las más bellas que ha leído. Kori se siente orgulloso por las palabras, pero también porque fue su mejor amigo quien las pronunció.

Gonzalo Moure

miércoles, 4 de enero de 2012

¿De quién es el trabajo?

Este es el relato sobre cuatro personas llamadas “Todos”, “Alguien”, “Cualquiera” y “Nadie”. Había un trabajo importante que hacer y a “Todos” se les pidió que lo hicieran, “Todos” estaban seguros que “Alguien” lo haría. “Cualquiera” pudo haberlo hecho, pero “Nadie” lo hizo, “Alguien” se enojó por eso, porque era trabajo de “Todos”.

“Todos” pensaron que “Cualquiera” lo podía hacer, pero “Nadie” pensó que “Todos” lo harían.

Terminó en que “Todos” culparon a “Alguien”, cuando “Nadie” hizo lo que “Cualquiera” hubiera hecho.

Autor Desconocido