Mi trencito
de madera
donde quiera
va a correr.
No se cansa
ni descansa
chu-cu chu-cu,
por el riel.
Es de carga
y es expreso,
muy travieso
por doquier.
Baja, sube
y echa humo
como nubes
de algodón.
De repente,
insolente,
echa nubes
de carbón.
Se alborotan
los caballos
y las vacas
al pasar.
¡Los boletos
de primera!
¡Los boletos
de tercera!
Y la gente,
de repente
se comienza
a preparar.
La campana
les avisa
que de prisa
hay que bajar.
Y, en mi sueño,
soy el dueño,
chu-cu chu-cu,
de este tren.
Autor Desconocido
No hay comentarios:
Publicar un comentario